Shadow of war[Violento]

Date: 2/15/2019

By troncete

Hoy he estado en una guerra de proporciones épicas, contra Orcos y Trasgos, Demonios y otros seres. Tras salir del campamento en el que conozco varias personalidades importantes en ésta guerra cómo el Rey, la banda de mercenarios que lo apoyan y algún heroe del reino, también está Arantxa, mi princesa, retenida en una Torre al fondo del campo de batalla. Me abro paso por la margen derecha, sólo llevo un arma, pero no podría ser más letal, es una cuchilla de unos 20 cm, retractil en la muñeca derecha, tiene un color ocre y una forma serpenteante, los orcos llevan armaduras pesadas, con pinchos en los hombros, brazos y a la espalda, pero no tienen ningún casco, cuando llego a la torre subo al tejado del porche liquidando al guardia fácilmente, aunque hay otro dando vueltas, pero subo hasta la primera ventana, y desde ahí veo 3 orcos, uno de ellos un chamán que no tarda en percatarse de mi presencia, así que salto para aterrizar a su lado, con mi brazo extendido y mi arma a vistas para partirle la cabeza en dos, los otros 2 no dudan un instante en venir a por mí, y tras evitar sus golpes, apuñalo a uno en el vientre, esquivo un tajo del otro mientras recojo mi arma en la muñeca de nuevo, y mientras termino el giro con el que le he evitado, veo su cuello desprotegido, extiendo la mano y lo rebano. Pero no he ganado aún, un Orco Negro, más grande y astuto que los demás está bajando por las escaleras de espiral que recorren las paredes de la torre, subo a su encuentro, él trata de partirme en dos con un corte recto, pero avanzo hacia él, ladeandome a la izquierda, intento alcanzar los puntos débiles de su armadura o su cabeza, pero es bastante rápido y gira su espada cortando el aire a la altura de mi cuello, pero en lo que él ha tardado en reaccionar, estoy a su espalda, dónde la coraza me impide atacarle, así que pongo mis manos dónde los pinchos me permiten y lo tiro al suelo. Lo amenazo y le digo que se marche, pero cuando me descuido trata de matarme, así que golpeo su cabeza con un golpe lateral zurdo, y de una patada lo hago caer por las escaleras para seguir avanzando, noto la presencia de otro chamán pero no llego a verlo... No me distraigo y subo al encuentro de Arantxa, que me esperaba tras una puerta cerrada por el lado que yo estaba, me abraza aliviada y le digo que nos vamos de allí. Empezamos a bajar las escaleras, me asomo a la ventana y veo al guardia del que no me había ocupado antes porque daba vueltas vigilando el edificio, salto sobre él, pero me ve y se aparta lo suficiente para esquivarme, comienza una lucha entre los 2 en la que cada movimiento puede ser el último, le hago un corte en el brazo derecho y suelta su espada, pero antes de que pueda acabar con él, un trasgo salta de entre los árboles del escarpado terreno que nos rodea, giro sobre él y cómo es pequeño, agarro su brazo, intenta golpearme con el otro y se lo cruzo sobre el que ya tenía agarrado, haciendo fuerza sobre él, hacia abajo hasta que no puede aguantar la tensión y cae al suelo, donde me agacho y con la cuchilla retraida marco su garganta y la extiendo para, segundos después ver como el otro Orco, malherido me golpea en el costado, ha dejado su arma en el suelo y comenzamos a pelear a manos vacías, mientras los golpes se suceden un dragón que conozco de otro sueño aterriza en las rocas delante de la torre, recoge las alas y se camufla con su entorno, yo acabo con mi adversario y voy a la puerta de atrás de la torre, por ésta parte un acantilado impide avanzar hacia otro lado que no sea dando la vuelta a la torre, entro y Arantxa llega hasta mí, salimos y nos sentamos fuera, en una roca junto a la pared, le digo dónde está nuestro campamento y mi intención era acompañarla pero oímos pasos y rodeamos la torre por el otro lado, la beso y le digo que se mantenga a salvo. Vuelvo sobre nuestros pasos, pero antes de llegar a la parte trasera, el Orco Negro se avalanza sobre mi, y lo líquido de un golpe limpio en la nuez, con la cuchilla desplegada. Me aparto y cae de bruces al suelo con un ruido estremecedor, pero no puedo descansar, se oyen muchos pasos que vienen hacia mí, me preparo y salgo a su encuentro, pero no es ningún enemigo, es un grupo de mercenarios, traen varios heridos pero me sorprendo de lo lejos que han llegado en el campo de batalla, el que parece el líder tiene una venda cubriéndole medio rostro y planeamos nuestro siguiente movimiento mientras entramos a la torre, me preguntan si la he despejado y le respondo que hay un chamán en algún lugar. Ante el peligro decidimos ir montando un campamento en la parte trasera, él ordena a varios de sus hombres que se aseguren de que la torre es segura, otros dos se posicionan en la ventana con un mortero y comienzan a bombardear las líneas enemigas, yo salgo por la puerta de atrás y veo cómo por el bosque de la derecha, que parece inaccesible se acerca un grupo de demonios, están poniéndose en posición para rodearnos. Voy por el lado por el que he llegado y me acerco a dónde descansa el dragón, le digo que necesito su ayuda, él suelta la roca y de un salto llega a mi lado, acerco mi mano a su lomo, y cuando lo toco, su cuerpo, de un tono marrón rojizo se enciende, y se agrieta revelando un rojo incandescente bajo la piel, monto encima suyo y comenzamos a comunicarnos, no hablamos el mismo idioma, él habla un lenguaje antiguo, a través del pensamiento, no entiendo sus palabras pero sé lo que quiere decir. Despegamos y pasamos volando por el campamento recién montado y cuando se lo digo, comienza a escupir fuego sobre los enemigos que nos estaban rodeando, de manera tan precisa que los incinera sin dañar un sólo arbol, seguimos volando hacia el campamento, le digo de volver y pasar entre los árboles para asegurar a nuestros aliados, pero me dice que no puede volar tan bajo y no serviría de nada. Paso unos minutos observando la escena bélica que sobrevolamos, admiro cómo se mueven el cuello y la cabeza del dragón cuando deja caer fuego sobre algún grupo de enemigos mientras los impactos de mortero levantan la tierra bajo los pies de Orcos y Trasgos. Parece que vamos ganando le digo mientras nos acercamos al campamento base, pero antes de oir su respuesta en aquel lenguaje tan intrigante, todo se desvanece... Y aquí estoy narrando una guerra. Espero que nadie pudiera alcanzar a los mercenarios en la torre, que el chamán no causara problemas, y sobre todo que no hubiera más bestias que mis aliados no pudieran controlar... Pero si algún día vuelven a necesitarme, espero poder estar allí para ayudarles.