Date: 4/1/2019
By mft
Voy a la casa de una señora viejita que me está esperando porque le voy a comprar verduras... parece que llegué un poco tarde. Su casa es vieja y humilde, y tiene unos cuantos contenedores de madera con verduras, yo le voy diciendo una por una cuales quiero y ella me las va juntando. Recuerdo bien a 1 jitomate grandote, 1 cebolla, varios elotes... las demás no. Las verduras no están particularmente bellas y super frescas, pero tampoco están feas o podridas. Estoy comprando en ese lugar porque sé que es especial y estoy satisfecha con lo que escogí. Al final tomo una calculadora de una mesa y le digo a la viejita: “toma, ya le borré lo que tenia para le calcules cuánto va a ser por todo”, pero parece que lo que borré era la cantidad que me iba a cobrar, entonces ella me dice que no importa y que le pague después. Le pregunto que si quiere que le deje algo de dinero y que luego se lo acompleto, me responde “como quieras”; entonces le doy el billete de mayor denominación de mi bolsa, que era de 100 o 200 pesos (los demás eran de 20 y uno de 50). Me voy con la sensación de le debo muchísimo mas dinero. Fue a color, aunque los colores no eran muy intensos.